Cada 12 de febrero la Iglesia recuerda a Santa Eulalia de Barcelona, nacida en Barcino, Hispania (Imperio Romano), a finales del siglo III y que murió martirizada a los 12 años por negarse a abandonar su fe.
El martirologio romano da cuenta de la joven mártir: “El 12 de febrero, se conmemora a Santa Eulalia, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Jesucristo”.
Los datos acerca de su vida y de su muerte se encuentran en un himno hecho en su honor por el poeta Prudencio en el siglo IV. En este se narra cómo Eulalia decidió protestar ante el gobernador Daciano por las leyes que prohibían el culto a Dios.
Asimismo, se relata los terribles métodos de tortura empleados con ella: Eulalia fue hecha prisionera, encadenada, y torturada con unos garfios que le rasgaron la piel.
Una paloma volando al cielo
La niña, con gran paz y aplomo, no dejó de proclamar su amor a Cristo mientras se ensañaban con ella: “Señor Jesús, he aquí que escriben tu nombre sobre mi cuerpo ¡Cuán agradable es leer estas letras que sellan, oh Cristo, tus victorias! La misma púrpura de mi sangre exprimida habla de tu santo nombre”.
Concluidos los castigos, uno distinto por cada año de vida que tenía la niña, sus verdugos la quemaron. De acuerdo a otras versiones,
fue crucificada (cruz de aspa). Una leyenda señala que una blanquísima paloma salió de su boca y voló al cielo con su último aliento.