Santos Timoteo y Tito

Dos fieles siervos del Evangelio

Pablo circuncida al discípulo Timoteo y no circuncida a Tito, que lleva también consigo a Jerusalén ante el Concilio de los apóstoles. Así en sus dos colaboradores, Pablo reúne a los hombres de la circuncisión, y a los hombres de la no circuncisión; los hombres de la ley y los hombres de la fe.

Según la tradición, Pablo escribe dos cartas a Timoteo y una a Tito. Son las únicas dos cartas del Nuevo Testamento dirigidas no a comunidades, sino a personas. El Apóstol, ya anciano, se deja llevar a anotaciones ricas de afecto hacia sus dos discípulos, satisfecho por haber puesto en sus manos el anuncio del Evangelio. Según Benedicto XVI, Timoteo y Tito, “nos enseñan a servir el Evangelio con generosidad, sabiendo que eso comporta también un servicio a la Iglesia misma”.