San Serapio

Santos, que ése era su nombre de pila, fue distinto; muy piadoso, trabajador, sumiso, retirado, enteramente ajeno a los bullicios y fiestas populares; no faltaba a misa ni al rosario dominicales; no salía de noche.

Cambiando su nombre de Santos a Serapio. Siempre servicial, humilde, observante, dócil, muy jovial, obediente, hirientemente sincero. Por eso se le utilizaba para todo, sacristán, cocinero, portero, mandadero, maestro de párvulos en nuestros colegios de Lérida y San Ramón.

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