La Iglesia Católica celebra la fiesta de San Genaro mártir, cuya sangre, preservada por siglos en un relicario, se licúa todos los años en fechas específicas, de gran significación para la Iglesia en Italia. El obispo y sus amigos se negaron a aceptar las exigencias de sus perseguidores, que incluían abdicar de la fe y rendir culto a los dioses. A pesar de los crueles maltratos, Genaro y los suyos no se rindieron por lo que serían condenados a muerte.