Nacida en Suecia, contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad. Viuda, peregrinó a muchos santuarios y dejó varios escritos, en los que habla de la necesidad de reforma tanto de la cabeza como de los miembros de la Iglesia.
