San Gaudencio. Se sabe que después de la muerte del obispo filastro, fue elegido obispo de Brescia y que aunque al principio no quiso aceptar el nombramiento, se vio obligado a ello por el afecto del pueblo y la insistencia de los obispos de la provincia entre los cuales figuraba san Ambrosio. San Gaudencio mantuvo una gran amistad con el obispo de Milán y fue uno de los latinos enviados a Constantinopla en los años 404 y 405 para interceder a favor de san Crisóstomo durante la persecución.
